
Este sector desempeña un papel clave en la economía nacional (3,9 % del PIB en 2021), por lo que su afección podría tener importantes repercusiones económicas.
El cambio climático incrementa significativamente los riesgos asociados a eventos extremos, que afectan de forma diferenciada a los distintos modos de transporte (carretera, ferroviario, aéreo y marítimo) según sus características.
Los impactos del cambio climático sobre las infraestructuras dificultan su funcionamiento, afectan a la movilidad de personas y mercancías, y comprometen la continuidad del sistema.
Las interrupciones en las cadenas logísticas pueden provocar efectos en cascada sobre sectores estratégicos (alimentación, energía, industria o sanidad).
Garantizar la continuidad operativa del sector es clave para la estabilidad económica y social ante escenarios de cambio climático.